“Mis obras yo las siento gestarse como unas criaturas y cuando con el último martillazo sobre el cincel mi criatura se deja bañar por la luz del día, mi corazón se rompe en un sollozo de júbilo y de triunfo, ya la dejo irse de mis manos como la madre que deja partir a su hijo por los inciertos caminos de la vida; no se sabrá si será un ser perseguido o un triunfador, pero para mí me queda la gloria de haberle hecho nacer y dolor de haberle dejado partir”.
Marina Nuñez del Prado (La eternidad de los Andes, 1973)
El cincel es la herramienta que Marina Nuñez del Prado utilizó constantemente como artista para esculpir la piedra dura, para darle la forma de sus propias ideas, desde su mirada de mundo y desde su ser mujer. Ella, desde su arte, también transgredió el pensamiento rígido de la sociedad de la época en la que las mujeres no solían tener muchos espacios de expresión.
En esta exposición “El cincel de Marina” que presentamos a continuación, podrán encontrar algunas de estas simbólicas obras, esculturas que corresponden a los tres grandes periodos del trabajo de la destacada escultora boliviana del siglo XX: Musical, Volumen y Maternidad; y Abstracto. Así mismo, en el material audiovisual, encontrarán fotografías históricas de la Casa-Museo Nuñez del Prado en Bolivia.
PERIODO MUSICAL
VOLUMEN Y MATERNIDAD
ABSTRACTO SIMBÓLICO
FIGURATIVO
“Ella era una inspiración, ella es una de las feministas más grandes y de las primeras que con su accionar ha formado todas las potencialidades que las mujeres podíamos y podemos hacer; es una gran inspiradora (…) personalmente iba a las canteras para sacar las rocas para tallarlas en las magníficas obras que hoy son su legado y que también ella traslada con mucho trabajo para ser expuestas en otros escenarios”.
(Cecilia Bayá, ex directora de la Casa Museo Marina Nuñez del Prado)