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SALA 3

En la última década del artista la luz de los Andes devino una presencia más intensa en su obra, con pinceladas más translúcidas y una luz blanca que cubrió áreas más amplias de sus cuadros: tanto los suelos como los cielos. Un monje budista hizo notar el espacio tremendamente enriquecido y purificado de sus últimas obras, pleno de su luz intrínsecamente sagrada. Esta luz se ve en los ‘Templos’, su serie inspirada en el templo de Raqchi, y en obras inspiradas en las chullpas de Sillustani, como ‘Monumentos y Lago’ y ‘Piedra Eterna’. Estas tumbas sugieren la presencia del hombre en el paisaje y el discurrir del tiempo.

Montes solía citar a Miguel Ángel: “La belleza es la eliminación de lo superfluo”. Estos cuadros muestran lugares que se pueden reconocer, pero están despojados de todo detalle particular o decorativo. El cielo no tiene nubes, el lago no tiene olas y la tierra no tiene vegetación. El tratamiento simplificado de la piedra labrada la enlaza con el paisaje natural. La obra tiene una cualidad próxima a la abstracción sin abandonar su esencia formal. En sus cuadros la piedra, el elemento fundamental de la tierra, la luz y el agua están presentes en su forma esencial. La obra comunica permanencia, silencio, espacio infinito y eternidad.

Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia