Montes sentía que las figuras que pintaba salían de la tierra con la fuerza del agua telúrica. Estaba pintando el espíritu de la Pachamama, la Madre Tierra. En los Andes la piedra tiene una cualidad sagrada como parte esencial de la tierra. Hay leyendas en que la raza humana fue creada de la piedra. En ‘Madre’, la mujer es madre y montaña a la vez. La montaña está asociada con la Pachamama.
Las figuras en sus obras contemplan la tierra y el horizonte, pero también como piedras forman parte de la tierra misma. No tienen rostro; no son individuos, más bien representan a toda la humanidad.
En la vitrina se ven bocetos y objetos personales del artista. Al dibujar en los Andes, Montes absorbía y digería sus impresiones de ese mundo. De regreso en Londres, clavaba los dibujos en la pared de su estudio. Éstas eran las semillas de sus obras.
Pintaba con la milenaria técnica de la témpera al huevo usando una paleta reducida de pigmentos que provienen de la tierra. Le atraía la capacidad de la témpera de crear luminosidad y una superficie mate. Esto le permitió lograr que sus figuras y ruinas tengan una calidad de piedra primordial.